Ella siempre fue cal.
Blanca, nívea, pura, pulida, angulosa espina.
Engendrante de un hálito que la impedía respirar. Hálito que desinfectaba helechos, transgresiones, icebergs…pero que no calmaba la oculta septicemia latente en su pecho.
Tenía sueños que se vaciaban con los días, exoesqueletos secos con sabor a abandono y a ganglios inactivos.
También su herida tornó alba, cesó de sangrar, y pasó a supurar.
Quemaba palabras, quemaba gestos y sentimientos.
Observaba desde su pétreo nicho, creando a retazos una muralla inconexa desde la que veía sin ser vista.
Quería preservar, conservar, sostener lo que iba acabando con su energía, lo que robaba su cordura. Y cuando volvía la lucidez se preguntaba, rezaba: ¿a dónde va todo este amor cuando nadie lo ve, cuando solo se reciben arcadas de silencio a cambio de la sincronía de miradas, cuando solo queda lluvia tañendo en la lápida?
Él se sabía arena.
Nimio, conciso, fugaz, partículas de apetencia que huían entre los dedos de cuantos intentaban sostenerlo.
Engendrante de un desierto que brillaba ante cierta luz nocturna, desierto que al acercarse los ojos se disgregaba en simples dunas formadas por granos sin validez ni complejidad alguna.
Zarandeado por el viento y los impulsos, feldespato atroz, transformaba su piel en un frío reloj de cristal cuyo tiempo iba dirigido a una sola musa, a una sola alma.
Heliogábalo de hambre por lo prohibido, por lo infranqueable.
Quemaba palabras, quemaba gestos y sentimientos.
Soñaba con lo que nadie veía, y no podía ver lo que tenía, mamando de cuanto aquella oportunidad le dio, cambiando el pelaje a conveniencia, aislando resquicios hacía todo lo demás mientras se preguntaba:¿Qué mal hay en verter la vida, en acabar con ella por lo único que te llena de verdad?

Se cruzaron, se miraron, y aunque sin fraguar, quizá hubo un tiempo en que se llegaron a amar...
Admirable. No sé si cabe hablar de síntesis, pero eso creo que es secundario. Fascinante de veras.
RépondreSupprimertengo los pelos de punta tras leerte. Y el corazon encongido. Cuánto bonito junto!
RépondreSupprimerSolo puedo exclamar: Ohhh!
RépondreSupprimerBesos.
Eh! ¿se puede comentar? ...no lo se, creo que sobraria.
RépondreSupprimerBuena entrada, y admirable baul de palabras bien utilizadas.
Gracias por pasar por mi Blog, me alaga y me contenta.
Saludos.
precioso, sinceramente lo mejor ke he leido tuyo hasta ahora
RépondreSupprimerun fuerte abrazo! :)
Muy bello tu arte.
RépondreSupprimerSaludos.
Dos visiones de una misma cosa llamada: amor :) Un abrazo!
RépondreSupprimerMucho romanticismo veo, será la primavera?
RépondreSupprimerMuy bonito :)
Un beso.
Historia romántica con un cierto final agridulce, pues como bien dices no llegó a fraguar, quizás ahí esté la clave de la belleza del amor: su difícil perdurabilidad.
SupprimerUn abrazo.
Buena inmersión en el sentir amoroso, sensual y profundo.
RépondreSupprimerUn abrazo Noira