samedi 25 août 2012

Rencontre dans le train

-Mira a quién tenemos aquí. Toda una verdadera prófuga de la realidad y la vida, si señor.

-¡Tú!

-Claro, encanto, ¿quién si no?

-Pero … No puede ser. Hace tiempo que eliminé el mas mínimo rastro del humo de tus cigarros de mi memoria, ¿por qué tienes que aparecer precisamente ahora?

-¿Por qué? Quién sabe. Podríamos echarle la culpa a Dios si alguno de nosotros creyese en  él, pero, como no es el caso, prefiero pensar que esto es uno de esos chistes del destino. La vida en sí es un chiste, ¿no crees? Y tonto el que se ríe el último. La pregunta adecuada es qué haces tú aquí. Ah … desvías la mirada. Sospecho que huyes de ti misma, ¿eh? Realmente eres un bicho de costumbres. Y encima haces un ruido horrible, nena. Me van a reventar los tímpanos. Ah, no, espera, es el rugido de la maquinaria del tren. Pero no es tan diferente del ruido que emiten los engranajes de tu pecho. Joder, puedo escucharlo desde aquí. Retumban como mil tambores africanos. ¿Tanto te alegras de verme?

-En el fondo uno siempre se alegra de ver un fantasma del pasado. Aunque provoque este desagradable y sarnoso picor de la cabeza a los pies.

-Me lo tomaré como un cumplido. En fin, ¿qué ha sido de aquel maromo con el que ibas a casarte? ¿Sigues escribiendo y publicando en aquella editorial de chupatintas y editores baratos que solo sacan a la luz prototipos de historias de gancho fácil y tiradas industriales? Mmm … Vuelves a desviar la mirada. De modo que huyes de eso precisamente. Sigues siendo un maldito libro abierto de par en par, uno de argumento pésimo en el que puedes conocer el final en la primera página, como los que escribes últimamente.

-¡Déjame en paz, ¿quieres?! Si tan profeta eres dime entonces cómo termina esta historia.

-Eso depende tan solo de la escritora, ¿no, nena? Pero contigo no suelo errar. Mírate a ti misma. Te has convertido en toda una señorita bien vestida, buena comida, buena compañía, un buen empleo … la buena vida, vamos. Una mujer de provecho, es eso, ¿no? Verdaderamente idílico, entrañable y con un toque amargo para mi gusto. ¿Es realmente esto lo que esperabas?

-No eres quién para juzgarme. Al menos tengo una vida que no desperdicio en el fondo de una botella de güisqui.

-Ah, cielo, en eso me siento totalmente libre de culpa. Al fin y al cabo fuiste tú la que me creaste. Y esta afición a la bebida, la jerga rápida y mi lengua viperina forman parte del encanto natural de mi personaje. Porque solo soy eso, ¿no? Un personaje más. Pero uno de los buenos, nena. De aquellos que te salían del corazón y no del bolsillo.

-… Estoy cansada. Cansada de Él, casada de ti, cansada de mi y cansada del paisaje sin sentido que pasa por delante de mis narices.

-El comienzo de las vías no tiene la más mínima importancia, lo que cuenta es hacía dónde se dirigen. Olvídalos. Es fácil, ¿no? Después de todo fuiste capaz de olvidarme a mi. Aunque nunca se te ha dado bien mentir. Llevo éstos tres puñeteros años esperándote, esperando este chiste. No podré mantenerte como a una de esas señoritas frívolamente bien vestidas, pero te garantizo que si te quedas conmigo, serás tú misma.





8 commentaires:

  1. Estupendo! sé tú misma...

    Besos.

    RépondreSupprimer
  2. Me encanta, solo una persona a la que importas de verdad son capaces de leerte la cartilla, de hacerte llorar y de pararte para que reflexiones..para luego asi poder ayudar con sus dedos a que esas lagrimas dejen de recorrer tus mejillas y que vuelvas mucho mas fuerte que antes, mas TÚ que nunca ;)
    Me encanto la entrada, gran personaje, gran historia indudable historia ;)

    RépondreSupprimer
  3. Interesante cambio de registro, y apuesto a que esta historia esconde más de lo que parece. Solo espero que esa especie de "yo" que se te aparece no sea como aquel Thaddeus del cual escribió Stephen King en "La mitad oscura"

    RépondreSupprimer
  4. Que interesante esta tu blog de leerlo, esta bastante entretenido la verdad.

    RépondreSupprimer
  5. La verdad, un diálogo muy interesante, igual que la reflexión no tan oculta. Es importante ser una misma y no dejarse compra :)

    Es una delicia leer tus pequeñas historias. ¡Saludos!

    RépondreSupprimer
  6. Gran escrito para hacernos reflexionar
    Saludos

    RépondreSupprimer
  7. Un "biólogo" sin reproches ¿he?. Encantadora historia, con ese tono respetuoso y los "mujer" y "señorita" no pude más que acordarme de mi mismo.
    Hermoso.
    Me has gustado.
    muá

    RépondreSupprimer