Oscuridad …
Vana e insignificante palabra.
Tan simple y compleja a la vez.
No era la primera vez que sentía algo así en su interior.
Lo oscuro tiene innumerables caras, pero hay una sola que lo simplifica: lo humano.
Ella también había experimentado esos retazos que solo la oscuridad humana puede proporcionar: celos, soledad, temor, el anhelo a la muerte … e incluso fugaces e infames momentos de bienestar por un mal ajeno que nos beneficia de una u otra forma.
Sin embargo en esta ocasión esos malos pensamientos la desbordaban.
Se adueñaban de ella, doblegándola y trasformándola hasta el punto de no reconocerse a si misma.
La inocencia y la bondad se habían evaporada en la nada, junto con sus miedos y temores mas ocultos, dando paso a la reciente y deliciosa sensación que le proporcionaba el causar dolor a su alrededor.
Oscuridad dual y antagónica que aumentaba dentro de su cuerpo en pleno conflicto bélico.
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