Arrojados al olvido, ocultos en adulteradas macetas, cual gibosos anoréxicos, caían los pétalos de los narcisos.
Gemían agónicos a la espera de las imposibles manos pasajeras de la doncella, que no regresaría a prodigarles meticulosos cuidados.
Al igual que toda existencia, el sarcástico discurrir del marcapasos los sentenció a la decadencia.
Porque todo se pudre. Todo degenera. Todo se corrompe.
Incluso la inocencia.
Habitando en la sibilina burbuja de matices parisinos, la niña inmune de intocable esencia dominó con pericia la disciplina de sesgar impurezas y desdeñar desechos, intacta hasta el beligerante minuto límite, hasta el ultimo hálito de virginidad anímica.
Pero el declive a base de sueños acuchillados y decepcionantes aguijones, lo suficientemente agudos y ponzoñosos como para no poder extraerlos de los huesos, fue inevitable.
Retículas de araña imantaron al vuelo los despojos de pueril candor que albergaban en ella.
Le llegó la hora a la doncella de dejar caer sus primigenias telas, de endurecer los cimientos fraguados y sostener la coraza con tabiques de titanio.
De ignorar las grapas en la piel y cruzar descalza sobre los azulejos rajados.
De racionalizar sonrisas escondidas y economizar estocadas.
Y por un momento, la pobre ingenua creyó que había cambiado.
"-Era solo un juego. No era real. Al igual que los demás solo ves lo que quieres ver.
Yo no soy pura y dulce ...Soy humana. A veces me enfado, a veces tengo pensamientos egoístas, de envidia, de celos o de rabia. No quería demostrarte nada a ti ...me lo quería demostrar a mi misma...
-¿Pensaste en algún momento qué era un juego? Porque, no lo era. Has aguantado el dolor, has puesto una máscara aunque por dentro murieras, sintieras vergüenza y a pesar de haberte sentido ridícula. Y lo has hecho...¿Para qué? ¿Para demostrarme que eres fuerte, independiente, para complacerme en mi juego? No eres fuerte... no eres independiente ni fría... y me has complacido, a costa de tu voluntad y de tu alma..."
Increíble la manera que tienes de crear un texto complejo, prosa impecable y bellamente articulado, pero, con la facilidad de poder transmitir las emociones y leerse fácilmente.
RépondreSupprimerPrecioso, la música va bastante acorde.
Besos de neón, mademoiselle Noira