-Prométemelo.
-¿El qué?
-Que dejarás el tabaco, y todo eso que te destroza por dentro. Que la próxima vez que vayas a Italia me llevarás contigo. Y que me avisarás si decides volver a marcharte.-Espalda contra espalda, notaba las vértebras de él encajándose en las suyas, como piezas amorfas de un puzzle imperfecto.
Y un silencio.
-… Pides demasiadas cosas, ¿no crees? Sabes de sobra que yo nunca prometo. A veces, aunque te desvivas por cumplir algo, las circunstancias te lo impiden. Y a ti ya te he fallado demasiadas veces. Prefiero no arriesgarme a volverte a fallar. Así es mejor para los dos.
Ella sonrió de esa forma tan suya. Como si el mundo no la importara.
-Entonces yo lo haré por ti. El prometer, digo. Y prometo que cumplirás tus promesas.
-No lo has entendido, enana. Hay promesas que se rompen antes incluso de decirlas.
"La mejor forma de cumplir con la palabra empeñada es no darla jamás."
Napoleón I
Aucun commentaire:
Enregistrer un commentaire