jeudi 22 septembre 2011

Une origine

Y la adelfa nació.

En los rescoldos del tiempo, terreno yermo,
dónde sangre de eras fue vertida, 
un casto esqueje brotó entre lodo y bierzo.

Cruzadas ramas de orgullo enarbolaban
flores blancas en un plateado parpadeo.
Imperiosa planta cuya esencia
aspiraba rasgar el cielo.

Y la adelfa le vio.

Dueño de una vocación tan vieja como el tiempo,
masculina silueta que despunta, inesperada,
haciendo fluir zaina savia de nervio en nervio.

Sus inexistentes entrañas palpitaban
y bajo la corteza danzó un estremecimiento.
Suficiente fue un roce y una mirada
para enervar sus hojas sin aliento.

Y la adelfa amó.

Codicioso deseo de poseer lo prohibido,
supuraba tal ternura mortificada y
ardía lo que la naturaleza negaba a aullidos.

Desde las raíces emanaron caprichos y promesas,
ofreciendo una imposible dádiva a lo único amado.
Oscilantes, se sacrificaron sus desconsoladas hebras,
pacto en un futuro lamentado.

Y la adelfa se entregó.

Escuchando entre ruinas de arcano silencio,
al dios llegaron las plegarias forjadas en hiel.
Desdibujados ruegos de ceniza sin miedo,
se alzaron hacia el firmamento de una sola vez.

Los pétalos se tornaron piel.
La savia, sangre. 
Y la planta, mujer.

Y la adelfa murió.

Colmado en lascivias oblicuamente inspiradas,
esa luz en su anhelo le pareció escasa,
y la sed exigió nuevos cuerpos dónde ser saciada.

Infielmente traicionada, desgarro de sus propios deseos,
lo que fue un fugaz don para ganar su amor,
se convirtió en eterna maldición.
El odio se tragó a la pasión.

Y la musa nació.




2 commentaires:

  1. Hola, como Nadie te ha dejado mensajes por tus musas paso a saludarte y de paso te dgo que tu blog me ha llamado la atención, encuentro tu prosa muy rica, y atisbo hiladas de decadentismo francés entreveradas con el manga japonés.

    Por cierto el negro como dicen por ahí es un color elegante, por eso representa al neodarismo con el cisne negro.

    Un saludo.

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  2. Segunda voz que quiere dejar huella en tu poema... Delicada forma de narrar la vida y la muerte, o la transformación de esa pequeña crisálida-adelfa.
    Un saludo, y con permiso comparto tus palabras...

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