jeudi 28 juillet 2011

Tes sourires

Creo que me he enamorado de tus sonrisas.

Desde siempre.
Antes incluso de conocerlas.

El por qué, aún no lo sé. Ni me importa.

Lo que tengo claro es que sería capaz de cualquier cosa por rescatarlas, por impedir que se apagasen o perdiesen su luz.

Por ellas puedo ser fuerte, valiente, decidida, inmortal.
Por ellas puedo ser todo lo que no soy.

Y es que no hay felicidad mas tonta que sentir que me miras y que en tu boca burlona se esboza una de esas sonrisas de trazo sencillo que vienen por la puerta grande, rozan mis impulsos, rompen mis esquemas y consiguen desvelarme.

Y entonces, solo entonces, me permito ser un poco egoísta.

Me consiento a mi misma desear esas sonrisas en soledad; y sueño con guardarlas todas, en una vieja caja de latón, cerrada con un bello candado que solo yo pudiese abrir, para después tragarme la llave.
Pocos lograrían hallarla en mi interior, excepto el legitimo dueño de las joyas, capaz de ver lo que fluye y lo que soy con un agudo cruce de miradas.

Mis grandes papeles cinematográficos quedan a la altura del betún, desarmados, bajo tu sencillo y narcótico par de ojos cristalinos.

Porque la tuya es la única risa capaz de subyugar mis sentimientos e intercambiarlos por cascabeles en mis oídos, cuyo delicioso sonido ha de llegar tan solo a través de la libertad; de modo que tendré que postergar mi avaricioso anhelo para otra ocasión.

Por ahora me conformo con esos pequeños obsequios que me otorgas cada día con mayor frecuencia.

Es cuanto necesito para vivir.




                                 Hoy me has vuelto a despertar.



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